Regresó el monstruo de tres cabezas, la mentalidad indomable, la pasión olvidadiza y el arrebato rebelde apaciguado por la responsabilidad, el monstruo que crea un drama perseguido por el pasado y que a la vez se sienta relajado a tomar un thé chai y escuchar a Vivaldi en su minuto 1:10 de verano-allegro non molto, el maldito monstruo inculto y desesperado por saber lo que no sabe, que lo es todo y nada respectivamente, maldito monstruo sudoroso y melódico, tormento y verdugo que recuerda entre lagunas mentales:

Sobre mi una luz nocturna,
la que grita y me suspira,
la que oigo y me ensordece
la que suave me ilumina.
La misma cala en la sangre,
hierve en los ojos,
es cruel amante;
vivo verdugo
y pasión y punto
y todo en mi mundo y nada en el suyo.
Vive sin aire y miente la vida,
sólo ilumina aunque no lo solicitas,
da falsedad y vida fingida,
placer temporal, felicidad construida,
todo resumido en un bocado de mentiras.
Te ciega el torpe corazón
te hace el amor con una rosa,
te hace creer en el perdón,
te espina la espalda y goza.
Tú solo observas la cruel batalla
entre soledad y mirada arrebatada
entre tu verdad y su falsedad,
entre lo que quieres pero temes desear.
Sólo deja de mirar,
sólo déjate llevar,
sólo piensa que esa luz algún día se extinguirá,
un día te liberará,
te dirá la cruel verdad
te dirá lo que deseaste pero odiaste al encontrar.

ÉSTO, ENTRE OTRAS COSAS...