Casi lloro de amor, podría bien culpar al frío, al polvo que se colaba entre tu y yo y mis pestañas, a la lluvia ácida que se evaporaba y brotaba su hedor del subsuelo, o simplemente a mi cansancio, pero estoy casi segura que casi lloro de amor.
Casi pienso que es imposible hacerlo, llorar de amor. Se llora de desconsuelo, de dolor, de odio, de desesperanza, no sabia que podía llorar de amor y de ansias de felicidad.
Casi siento que me pierdo en un torbellino verde oliva cuando te miro a los ojos, casi me dejo perder, casi me pierdo.
Casi dejo que mi alma se salga de mi cuerpo y te grite que te quedes siempre, que no te vayas nunca, que roces mi piel con tal familiaridad que espante, con tal calidez que calme, con tal belleza que sea arte.
Casi me dejo engañar por la realidad y el pesimismo, justo antes del momento en que me besaste y miramos por primera vez el futuro con nuestros pies en el presente.
Casi te dejo marchar por incredulidad, por creerte irreal, por quererte real, por quererte fallido, común y usual, por creerme terrena, fallida, común y usual.
Casi vuelo, casi vuelo contigo, casi muero en tus brazos, casi lloro de amor.
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