domingo, 14 de diciembre de 2008

No quiero algo que dure para siempre, sólo quiero un rojo que no se deslave de mis labios y se pegue en los tuyos.
No quiero hoy que al final del día, tu indiferencia gangrene mis brazos y piernas impidiéndome acercarme a tí... pero mi amor: ¡ si al tiempo que me gritas que me acerque, tú mismo me tiñes moradas y escarlatas la piel y los huesos!
No quiero tenerte ni tampoco no tenerte, "ni contigo ni sintigo".
No quiero obscuro ni sol sino ocaso... quiero que el sol me de vueltas al rededor creando un cielo violeta como mis párpados para que sientas que el cielo te observa como yo cuando decidí querer enamorarme, no de tí sino de ¡TÍÍÍÍÍ!
No quiero tender la mano al cachorro sarnoso al que todos desprecian con su asquerosa ternura para encontrar al final que el cachorro tenía afilados dientes que con sólo verme, los clavó en mi piel.
No quiero saltar en azul... ni saltar en verde ni saltar en negro, quiero saltar en naranja y salpicar mi vida de sol... de mi sol... de tu ocaso
Que si después te quiero y si después me quieres, ¿que me importa?, siempre es lo demás que está de más y que es lo que más me importa por que no es lo que no quiero.

No hay comentarios: