viernes, 20 de febrero de 2009

Insomnio no.143,282,452,763...

¡somnie, da mihi somnium sempiternum in vita, et non in inconscientia, intra dormientem corporem!

Me consuela la fantasía y mitiga la excitación acaba con la dolencia, con la confusión y el sinsentido.
Volando y recorriendo con los pies en punta las paredes azules, trato de volverlas rojas con árboles verdes y cerezos en rosa y blanco demente.
Me desquicio buscándote en mi techo perla, y es que ayer en la noche te vi por última vez y me vi obligada por milésima vez a acogerte; y hoy ni siquiera tengo noticia de tu existencia, lo que me es insanamente irónico por aquello de la obligación y el deseo de que te presentes y me poseas, respectivamente.
Quiero gozar de tu beneficio pagano, de tus caricias prosaicas que al final de tu encantamiento me vencen y desmayan a tus apetitos insensibles.
Y es que cuando estoy ahí abandonada sólo a ti, no sé más nada de mí, salvo el hecho de que el mundo se torna liviano, salvo que el mundo se torna en lo que quiero; y ¡ay de aquellos mundos que no son como yo quiero y que no tornan a mis deseos!, ¡ay de aquellas malditas deformaciones de mi irrealidad surrealista! Pues yo les he puesto una trampa a esas despectivas visiones deprimentes. Y te odio por no cuidarme de ellas por dejarme a la merced de los monstruos odiosos que se me escapan del alma y regresan a su antojo a atormentarme en mi tiempo contigo.
Y aún así, a pesar de lo inútil que eres, cuando a veces tan temprano te largas estrepitosamente, te extraño con toda tu inutilidad; y el trabajo que me cuesta correr y querer alcanzarte, me frustra como aquel que me cuesta desquiciarme por encontrarte en primera instancia.
Pero no me importa, vete cuando quieras Somnie, déjame con esos monstruos deformes que que viví y sentí en mi abandono a tí, déjame con un torson en el cuello por hacer de mi cuerpo lo que quisiste con tus impulsos incontenidos que me agitan en la cama como queriendo escapárseme por el pecho y dejar entrar impaciencia.

Déjame sola en la realidad de la búsqueda d la versión eterna del efecto de tu presencia.

¡Somnie, dame el sueño eterno en vida y no en inconsciencia dentro de tu aletargado cuerpo!

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